Pero ahí estuvo siempre el ADN emprendedor de la familia Velo: adaptarse, reinventarse, aprender. Cuando los tomates desaparecieron, llegaron los viñedos; cuando el vino dejó de fluir, surgieron las ganaderías y los olivares; cuando Europa abrió sus puertas, las moras encontraron su lugar en el mundo. Y todo ello sin perder nunca la esencia: un negocio familiar construido mano a mano, generación tras generación, donde la innovación convive con la tradición.

Hoy, bajo el mismo nombre de La Canastita, somos referentes mundiales en producción de berries. Pero este aniversario no es solo una cifra: es un homenaje a cada trabajador, cada decisión valiente, cada mano que ha cultivado este legado durante más de un siglo. Y sobre todo, es una declaración de intenciones: seguiremos soñando, emprendiendo y creciendo, fieles a nuestros valores familiares.